Quirón rige el acceso a un nivel ampliado de conciencia, es
un puente hacia las energías más transpersonales, aquellas que van más allá del
ego.
Vivimos en tiempos quironianos,
nuestra humanidad está herida, seguimos hiriendo y lastimando a la tierra y nos
lastimamos entre nosotros, buscando desesperadamente sanación para nuestra
alma. Estamos sedientos de curar tanto dolor, ya sea personal o
transgeneracional. Acompañamos al planeta tierra en esta profunda
transformación en la que se encuentra comprendiendo al mismo tiempo que somos parte
de ella. Nuevos horizontes de inteligencia y sensibilidad se anuncian trayendo
evolución y crecimiento.
La sanación es por lo tanto un bien más que preciado. Probablemente comprendamos mejor el concepto de sanación en pleno siglo XXI que en cualquier otro momento de la historia, pero aun así apenas estamos empezando a percibir de qué se trata.
Pero que es sanar? Que necesitamos sanar? Que nos sana?
Podemos llegar a un lugar en donde
siempre estamos sanos?
Quirón es el arquetipo de la sanación, una nueva pauta
arquetípica que aparece en la humanidad justo en estos tiempos y nos convoca a
reflexionar y trabajar sobre estos temas.
Desde nuestro mandala zodiacal podríamos pensar que Quirón tiene mucho que ver con el pasaje de Escorpio a Sagitario, ese momento clave en el zodiaco en el cual luego del encuentro con la sombra, el dolor y el conflicto, algo en nosotros comprende, amplia la mirada pudiendo resignificar la herida a la luz de otra conciencia, otorgándole quizá un sentido. Un dolor o un conflicto que una vez atravesado cobra trascendencia.
Escorpio- Sagitario, es quizá el momento de pasaje que nos da la clave de porque la sanación es siempre una comprensión, una humilde sabiduría que surge de haberse animado a abrazar la sombra, la cual es amenazante para el yo, pues lo cuestiona, lo insta a ponerse bajo sospecha, y lo llama a despertar.
En última instancia la sanación sea quizá recobrar nuestra conexión perdida con el cosmos, de donde provenimos, es unir nuestra esencia divina con nuestra naturaleza más animal e instintiva y animarnos a crear nuevos circuitos de conciencia.
Con Quiron estamos
comenzando a vislumbrar la revolución
que propone vivir con conciencia. Conciencia de quienes somos, de nuestras
capacidades, de nuestro potencial para disfrutar y hacer de la vida una
experiencia sagrada, abrazando todos sus colores.
Quirón, el Sí mismo y
aportes de la psicología moderna
“El privilegio de una
vida es llegar a ser quien uno es” J. Campbell
El sí-mismo es un término de la psicología Junguiana que
expresa el arquetipo de la totalidad. El sí
mismo es conciencia integral de lo que somos, es conciencia holística y
voluntad de sentido.
Para desplegar el sí mismo emprendemos al nacer un viaje, el camino de individuación, que se traduce en ir siendo quienes somos. En toda psique existe un principio finalista que se empeña amorosamente en que despleguemos nuestro potencial, en que realicemos un viaje hacia la totalidad que somos. Este viaje requiere de un lugar protagonista de la conciencia para escuchar los llamados de la vida a ir integrándonos más.
Carl Rogers, con su “tendencia actualizante” también nos dice que toda vida tiene una
fuerza que la lleva, la direcciona a la realización de sus capacidades y
potenciales. Es decir eso que somos al nacer está ávido de ir desplegándose. El
dolor, cuya relación con Quirón es bien sabida es también parte de ese estimulo
que nos hará desplegar quienes somos. El dolor muchas veces es una puerta al
autoconocimiento pues al no estar a favor de los deseos del yo nos abre a una
instancia de desarrollo transpersonal. Por eso decimos que Quirón es un gran
estímulo de desarrollo al igual que el ascendente, el eje nodal, los planetas
en casa doce, y los planetas transpersonales.
Es un puente entre los planetas interiores y la dimensión
transpersonal. Esta orbitando entre Saturno y Urano y eso nos da su nota clave:
nos pide respetar la forma y los límites de nuestra existencia, esa que Saturno
nos impone, sintonizándonos con nuestra
propia ley y al mismo tiempo manteniendo
nuestro compromiso con Urano y el despliegue de lo que somos como individuos, aportando
nuestra originalidad, y singularidad. Comprender al fin esta trama, esta
misteriosa danza entre orbita y
libertad, entre destino y libre albedrio
es una de las tareas de la astrología.
Quirón y las
profesiones de ayuda
“Tres pasiones simples
pero abrumadoras han gobernado mi vida, el ansia de amor, la búsqueda de
conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento humano” Bertrand
Russell
Los que trabajamos en profesiones de ayuda nos encontramos
infinitas veces con el dolor humano en todas sus dimensiones, además a menudo alojamos
también los dolores, las perdidas y los traumas del sistema familiar al que pertenece el
paciente/consultante. Las heridas del sistema al que pertenecemos yacen en
nosotros como información latente. Si no nos atrevemos a mirarlas de frente se
pueden colar en repeticiones inútiles y nos drenan la energía.
Pero estar en rol de
ayuda nos convoca a mirar y reconocer nuestras propias heridas y las de nuestro
sistema. También es tarea reconocer esa parte que puede herir, que puede
lastimar a otros o a nosotros mismos. Poder
mirar con compasión esas tres partes herido, heridor y sanador nos permite
estar presentes en nuestra tarea.
Borys Cyrulnik tiene una frase maravillosamente quironiana
que transparenta lo que sucede en las
profesiones de ayuda.
“Un espantapájaros, un espectro, se esfuerza por no pensar
porque es demasiado doloroso construir un mundo íntimo plagado de
representaciones atroces. Cuando uno tiene un trozo de madera en lugar de
corazón y paja bajo el sombrero, sufre menos. Pero basta que ese espantapájaros
encuentre a un hombre vivo que le insufle un alma para que el dolor de vivir
vuelva a tentarlo”.
Ese hombre puede ser un terapeuta, o un amigo, que está vivo no porque esté libre
de dolor, de heridas y posibilidad de herir, sino porque puede mirar esto con amor, con aceptación, porque quizá haya aceptado
que esto le recuerda paradójicamente cuan vivo esta.
El dolor nos acoraza, nos adormece, nos aísla y nos deja sin
respuesta ante la vida, por eso muchas veces necesitamos a otro ser humano para
que la llama vuelva a encenderse, para que nos espeje ese lugar en nuestro
interior en el que el logos, el sentido valen más que cualquier lógica.
Para contener el dolor del otro tendremos que haber
contenido el propio y también habernos abierto a compartir nuestra
vulnerabilidad. Poder abrir nuestras
zonas de dolor en un marco amoroso es uno de los pilares del viaje de sanación.
Todos podemos ayudar a otros a sanar, pero siempre será desde nuestra conciencia de estar también heridos.
Heridos, imperfectos y profundamente
vivos…
Borys Cyrulnik nos aporta un maravilloso recurso, nos habla de la psicología del Oxímoron para
entender la resiliencia en su libro “La maravilla del dolor”, Barcelona,
Granica, 2001 que se puede aplicar perfectamente cuando tratamos con Quirón en
profesiones de ayuda.
El oxímoron es una figura de la retórica que consiste
en reunir dos términos de sentido opuesto para generar un nuevo significado por
ejemplo la "oscura claridad", un "maravilloso sufrimiento",
el "sol negro" de la tristeza o una “dulce derrota”, etc.
"Hay que ver el problema desde sus dos caras. Del
exterior, la frecuencia de la resiliencia prueba que es posible recuperarse.
Del interior del sujeto, estar estructurado como un oxímoron revela la
división del hombre herido, la cohabitación del Cielo y el Infierno, la
felicidad en el filo de la navaja".
El oxímoron revela el contraste de aquel que, al
recibir un gran golpe, se adapta dividiéndose. La parte de la persona que ha
recibido el golpe sufre y produce necrosis, mientras que otra parte mejor
protegida, aún sana pero más secreta, reúne, con la energía de la
desesperación, todo lo que puede seguir dando un poco de felicidad y sentido a
la vida".
La escisión del yo no se sutura, permanece en el
sujeto compensada por los recursos yoicos que se enuncian como pilares de la
resiliencia: Autoestima consistente, independencia, capacidad de
relacionarse, sentido del humor, moralidad, creatividad, iniciativa y capacidad
de pensamiento crítico. Con algo de todo eso más el soporte de otros humanos
que otorgan un apoyo indispensable, la posibilidad de resiliencia se asegura y
el sujeto continúa su vida.
La felicidad existe únicamente en la representación
mental, por tanto es siempre fruto de la elaboración. Es algo a trabajar. Y
ella se construye en el encuentro con el otro"
Quirón nos recuerda estar estructurados como el oxímoron, con una doble naturaleza, una filosófica y reflexiva y la otra animal y
herida.
Quirón viene a mostrarnos eso que nos hace profundamente humanos, la autoconciencia, la capacidad filosófica y la
voluntad de sentido, pero sin olvidar
nuestra naturaleza más instintiva y salvaje, que muchas veces hiere y es
herida. En ultima instancia la conciencia de finitud de la vida y al mismo
tiempo la posibilidad existente en cada uno de nosotros, como Prometeo, de robarles
un poco de fuego a los dioses, de encontrar creativamente el estímulo en lo que
nos pasa para ir siendo cada vez más quienes somos.
Quirón y la vergüenza
En el mito de Quirón su madre Filira se avergonzó al ver la
fealdad de su hijo, lo abandono y huyo desesperada implorando a los dioses,
quienes la convirtieron en un árbol de tilo. Es decir que la vergüenza de su
madre y su rechazo fue la primera gran herida que sintió Quirón.
En el libro “Morirse de vergüenza” de Borys Cyrulnik el autor nos dice que todo ser humano es
decididamente moral y siente vergüenza con facilidad y que esta surge cuando el
niño pierde el contacto con su madre, objeto de apego.
Para sentir vergüenza debemos armar una representación de
nosotros mismos dominada por otros. La timidez, y la vergüenza son sentimientos
que se dan en el desarrollo cuando los niños cerca de los tres años pueden
comenzar a desarrollar empatía, comienzan a incluir a los otros, a concederle importancia a los
otros, son sentimientos sociales, que nos impulsan a tener en cuenta a los
otros.
Trabajar con Quirón es trabajar entonces con esas zonas que
nos avergüenzan, allí es donde nos encuevamos porque podemos sentirnos vulnerables. Tenemos allí una representación interna de que no somos lo suficientemente
buenos para. También podemos considerarnos sin derecho a hablar de los que
sentimos. Damos allí mucha importancia a la mirada de los otros, o cuidamos a
los otros de nuestro dolor.
Poder abrir estos sentimientos y trabajar sobre ellos puede ser un buen camino para empezar a comprendernos mejor. Y equilibrar con una buena pizca de orgullo pues ambos, vergüenza y orgullo se complementan mutuamente, haciendo una buena pareja.
Quirón por las casas
En la casa donde se encuentra Quirón podemos sentimos heridos, bloqueados, abandonados, o discapacitados.
Podemos nacer en una familia donde sentimos que no encajamos, pues nuestros ideales
en esa área se ven frustrados.
La escisión entre lo que soy y lo que aspiro a ser
constituye una herida traumática. La escisión entre lo que aspiro a que
hubieran sido mis ancestros y lo que realmente son es una herida traumática transgeneracional.
Bert Hellinger creador de las constelaciones
familiares posee una oración en la que agradeciendo a cada uno de los padres y
tomando la vida de cada uno de ellos dice:
“Tomo la vida al precio entero que a ti te costó y que a mí me cuesta…
No olvidemos que en
el terreno de Quirón el “ofrecimiento perfecto” no existe, quizá en esa área o casa donde se encuentra
Quirón tenemos que reconciliar lo que quisiéramos o hubiéramos querido con lo que es.
En la casa de Quirón hallamos a nuestro maestro interior, compasivo y humilde. Es un
camino que nos lleva de regreso a nuestra más exquisita humanidad. Tenemos un
tesoro oculto en nuestra herida, solo tenemos que animarnos a encontrarlo.
Podríamos trabajar con las siguientes palabras claves para
la casa o planetas con los que se encuentra en contacto Quirón:
En una primera
instancia, desde una conciencia ubicada en
el yo (habitualmente en la primera mitad de la vida) aparecen:
Vergüenza
Timidez
Sentimiento de fracaso.
Aislamiento
Posible “divorcio emocional” de esa área donde se encuentra la herida, como duele nos solemos “refugiar” en el área
de enfrente, la casa opuesta complementaria.
Compulsión a repetir la herida para sanar.
A medida que la
conciencia se desarrolla e integra la dimensión más transpersonal pueden aparecer:
Anhelo profundo del alma de reconciliarnos con esa área o función espiritualizándola.
Sentimiento de que mi herida es funcional a los sistemas a
los que pertenezco teniendo así un propósito no solo personal sino también
sistémico.
Vulnerabilidad compartida. Resiliencia
Sanación que implica comprensión y una expresión transpersonal de esa área
Aporte único y singular a lo colectivo.
Preguntas para hacernos en el área donde tenemos a Quirón
Que me duele? Que me
avergüenza?
Que me avergüenza de
mi familia en relación a esa área? Es conciente esa vergüenza?
Donde me escondo pues
creo que no estoy a la altura de las circunstancias?
Donde desarrollo un
falso sentimiento de superioridad para acallar un complejo de inferioridad?
A quienes envidio
secretamente?
A quien culpo de mi
dolor?
Bibliografia
Barbara Hand Clow Quirón 2002 Ediciones Obelisco
Liz Greene Barreras y límites 1996 Editorial Kier
Jesús Gabriel, Viaje alrededor de un sentimiento herido,
2016 Editorial Sincronía
Boris Cyrulnik, Morisrse de vergüenza, 2010, edit. Debate