miércoles, 2 de diciembre de 2020

Del oficio de ser astrólogos…

“Sólo llegamos a la astrología a través de un sobrecogimiento, bastante cercano a una revelación de naturaleza espiritual, luego, a través de un asentimiento, intuitivo e intelectual, en cuanto a la participación de cada ser en el orden cósmico y en la plenitud del universo”. Extracto de Atrologia: El Manifiesto de Patrice Guinard

Existe una relación entre el ser humano y el cosmos? Destino o libre albedrio? Por qué repetimos experiencias o nos vinculamos de cierta manera? Tenemos propósitos que nos guían más allá de la propia voluntad? Estas son algunas de las preguntas en las que indagamos los que nos dedicamos a la astrología. Investigar sobre estas cuestiones es un acto transformador pues nos desafía a dar un salto perceptivo, la primera revolución a la que nos convoca la astrología es un cambio de mirada. Comenzar a percibir y vivenciar que lo que nos sucede tiene mucho que ver con lo que somos y que en los vínculos y acontecimientos de nuestra vida existe información valiosa para evolucionar, que adentro y afuera (arriba y abajo) están en correspondencia y sincronicidad estructural.

Entrar en contacto con la astrología es una forma de meditación y oración profunda en la que conversamos con el misterio, alentando nuestra vulnerabilidad a una realidad más vasta. La mirada que nos propone es profundamente amorosa y está rebosante de símbolos del alma! Nos recuerda quienes somos en realidad: “pedacitos de cielo”, haciendo una experiencia en la tierra. Al igual que las estrellas, nos dice que tenemos una órbita a seguir, nos permite comprenderla, amarla y desarrollar conciencia para que esta estrella que somos irradie su luz.

Breve historia de la astrología con corazón

Cuál es el origen de la astrología? No lo sabemos pero podemos intuir que captamos su esencia en estados ampliados de conciencia, en contacto con la inmensidad de lo que somos, en el sentir la vida y su potencia, comprendiendo que nada es casual y todo esta intrínsecamente vinculado. Comunicación con Dios, sentimiento de unidad, dialogo con el misterio, todo esto está en los comienzos de la astrología que aparece ligada en sus orígenes a lo que podría ser una tradición espiritual y una forma de cultivar lo sagrado en la vida ordinaria, en interrelación con el cosmos.

Y que paso luego? Esta primera captación fue convirtiéndose en un lenguaje simbólico, tomando la riqueza de los símbolos que ayudan al hombre a re-unir lo que está separado.

Fue también tomando diferentes formas a lo largo del tiempo. Aparecieron así el adivino y el sabio, dos fuertes arquetipos que fueron los encargados entonces de bajar la astrología y traducirla a los otros, ambos leían e interpretaban el cielo y sabían cómo las estructuras se desarrollarían, pero no eran su esencia.

La faceta adivino causo siempre gran fascinación, sin importar de dónde saca su saber, el adivino sabe, ve lo que los otros no pueden ver… apaciguando los temores de la incertidumbre, tan humanos. Aunque el adivino está lejos de la astrología profunda lleva en si la semilla de la intuición que necesitamos para ir más allá…el adivino intuye que hay un misterio en el despliegue del tiempo y cree captarlo. Hace magia, tiene un poder oculto, re-encanta el mundo. Hubo en contrapartida hombres racionales y lógicos, que vieron entonces a la astrología como algo supersticioso y poco creíble.

En el sabio se activa en cambio la sed de saber, de buscar la verdad, si el universo se puede decodificar pues allá va entonces. El sabio parece más confiable que el adivino. Desde su sabiduría Intenta poseer y controlar al misterio, lo que también puede volver su saber mecánico y distante. Esta faceta fue quizá más valorada e incluida que el adivino por una humanidad que glorifico la razón. La cara luminosa del mismo es su capacidad de estudiar e investigar.

Para nosotros, los astrólogos es importante conocer las luces y sombras de estos dos arquetipos y nutrirnos de ellos en el buen sentido en nuestra práctica.

Del adivino tomamos la magia de saber que estamos hechos de estrellas, y comprender que todavía esto nos fascina…quizá cuando la humanidad aprenda a vivir en sintonía con el cosmos y la astrología sea parte de nuestra vida ya no cause el mismo efecto pero por ahora no podemos dejar de incluir esta fascinación. La podemos observar en nosotros al comenzar a estudiar y en cada consultante al abrir su mapa. Es el fuego del adivino intuyendo que hay algo más en cada uno de nosotros…Sin embargo debemos ir más allá de la fascinación y del miedo…y saber que esa magia que nos dice que estamos hechos de estrellas al mismo tiempo viene acompañada de una gran responsabilidad.

El sabio también se hace presente y lo necesitamos. Aprender astrología requiere dedicación, estudio y práctica como cualquier oficio. Está presente en cada uno de nosotros cuando seguimos investigando y en cada consulta cuando alguien pregunta con suma seriedad: y este símbolo aquí que significa? Ahí podemos aprovechar para invitarlo a estudiar!

Activada la tecla cósmica, aparecerán entonces el adivino y el mago. En la medida en que podamos incluirlos y trascenderlos iremos más profundos en la indagación

Porque hoy la astrología comienza a revelarnos de nuevo su corazón. Nos invita a recobrar la conexión perdida con el cosmos conviviendo aun con los arquetipos que sin ser su esencia la mantuvieron viva… También la mantuvieron viva los místicos, los poetas, algunos religiosos, los compasivos y los que siguieron mirando al cielo…y adentro…los que comprendieron que la sanación es nuestra búsqueda más desesperada pues se trata de re-conectarnos, de comprendernos, de habitar nuestro ser humanos, con creatividad, sensibilidad y potencia…dejando atrás el hechizo de estar separados….

Van apareciendo entonces otras facetas más actuales del astrologo. El astrologo como artista, pues cada consulta requiere de un arte individualizado, sintiendo el asombro de ser testigos del despliegue de una vida, sabiendo que es un encuentro de destino para ambos…el astrologo como puente a otras dimensiones de la existencia, el astrologo como terapeuta y ayudante en el desarrollo de la conciencia y el astrologo como astrologo, agente de cambio y resiliencia de una humanidad herida, al servicio de los nuevos tiempos.

Acompañar a otro ser humano a descubrir que su existencia está en relación a un diseño del cielo, que todos estamos incluidos en un orden que nos trasciende y que amorosamente nos incluye es tarea del astrologo. Como cualquier trabajo comprometido con el desarrollo de la conciencia, se convierte en una actividad sagrada, pues cualquier trabajo terapéutico que se ocupe del cuidado del alma humana lo es.

A menudo imagino a los que nos dedicamos a la astrología como eternos aprendices del cosmos, como fueguitos entramados en una red invisible encendiendo otros fueguitos, enseñando y transmitiendo con pasión este lenguaje que a muchos (y ya somos muchos!) nos cambió la vida.

En el mes de sagitario en gratitud a la astrología, a los maestros que fueron transmitiéndome su saber, a mis alumnos y consultantes fuentes inagotables de pasión y alegría en el compartir, espejos para mis miedos, las ganas de encontrar sentido…y habitar un espacio donde el amor suceda por si solo…en eso estamos…