Cuando se activa en nosotros “la tecla cósmica”, nos animamos a un gran movimiento, el de cuestionar y transformar la manera en que vemos la vida, para comenzar a vivir en sintonía con el cielo, de donde provenimos, tendiendo puentes con nuestra alma y dialogando por fin con el misterio, el que se despliega en cada uno de nosotros.
Se habilita así una nueva inteligencia. Vivir astrológicamente es comprender procesos, ver entramados, amar la transformación, descubriéndonos en lo que nos pasa y en nuestros vínculos, animándonos a la aventura de ser quienes somos en red.
Una escuela de astrología es una escuela de misterios, un espacio que nos invita a recobrar nuestra conexión perdida con el cosmos y darnos cuenta de que somos mucho más que lo que creemos ser.
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